El vínculo de dependencia que se ha creado con los móviles es tan intenso que cuesta abandonarlos, aunque sea solo durante unos minutos. Esta dependencia se ha trasladado también a la conducción en las carreteras, una situación en la que una distracción al volante puede resultar fatal.
No importa si se trata de un trayecto de tan solo unos minutos o si es una larga travesía, es muy frecuente ver a muchos conductores recurrir a su smartphone mientras están conduciendo.
Enviar un WhatsApp, consultar la previsión del tiempo, subir una foto a instagram o llamar para avisar que estás llegando se han convertido en acciones cotidianas que muchos conductores realizan en sus trayectos en el coche.
De hecho, ocho de cada diez españoles miran su smartphone mientras conduce. El 43% de ellos son jóvenes.
Este hábito tiene consecuencias muy negativas porque un mensaje corto de apenas una palabra supone una distracción de cinco segundos y multiplica por 23 el riesgo de sufrir un accidente.
Según estima la DGT, enviar un WhatsApp puede llevar unos 20 segundos y, durante ese tiempo, se pueden recorrer 600 metros. Una llamada supone 8 segundos de distracción en los que se recorren 266 metros.
No hay que olvidar que hablar o mirar el móvil mientras se conduce es la causa más importante de los accidentes de tráfico mortales en España desde 2016. Un 31% del total tienen su raíz en esta práctica.
Estos datos son los que han motivado también que la Dirección General de Tráfico centre sus esfuerzos en erradicar el uso del teléfono en el coche mientras se conduce. Lo hace a través de campañas de concienciación y también con la persecución policial de esta práctica y el incremento de las sanciones que lleva aparejada.
Sostener el móvil para mantener una conversación o para enviar mensajes genera una situación de riesgo para el propio conductor y para el resto de personas que están en la calzada, en sus coches o cruzándola como peatones.
Estos son algunos de los peligros que genera utilizar el smartphone mientras se conduce.
Es evidente que el uso del móvil desvía la atención de la carretera e impide que el conductor esté atento a lo que sucede en ella.
De esta forma, no se pueden tomar precauciones ante la presencia de más personas cruzando la calzada o si se pasa por un tramo de obras o más peligroso. Tampoco se puede actuar con rapidez ante cualquier imprevisto y dificulta mucho más la toma de decisiones.
Si una distracción de cualquier tipo puede suponer desviar la atención durante un 10% del trayecto, hablar por el móvil supone hasta un 60% del tiempo de conducción con distracción.
Usar un móvil mientras se conduce produce tres tipos de distracciones.
Los ojos se desvían a la pantalla y dejan de estar atentos a la carretera. Se pierde, además, mucha información que aporta la visión periférica. El conductor tiende a centrar la mirada y pierde de vista lo que sucede alrededor.
Hay que recordar, además, que el uso del móvil implica un menor uso de los espejos retrovisores con lo que aumenta el peligro.
Nuestros pensamientos están en la conversación o en los mensajes y dejan de centrarse en la conducción. Además, se produce el fenómeno de ver sin mirar ya que, aunque se esté viendo la carretera, en realidad la mente está pendiente de la conversación o los mensajes y no interpreta bien las señales ni las situaciones que se dan en la calzada.
Las manos se van del volante para utilizarlas en el uso del móvil o en la escritura de los mensajes y necesitan mucho más tiempo para volver a él.
El incremento es de un 38% y se debe también a las distracciones mencionadas anteriormente. De esta forma, es mucho más difícil reaccionar ante cualquier imprevisto que pueda producirse y se hace muy difícil esquivar un accidente que, de otra forma, se podría haber evitado.
Utilizar un móvil afecta a la conducción y puede llevar a movimientos indeseados que van desde un cambio de carril hasta el alcance de un coche que circula delante sin que sea advertida su presencia o al atropello de un peatón que atraviese en ese momento la calzada.
Estos tres tipos de accidentes: cambios involuntarios de carril, alcances y atropellos son los que se producen con más frecuencia cuando un siniestro es debido a la utilización del teléfono.
Las razones por las que se recurre al teléfono durante la conducción de un coche son muy variadas.
Según un estudio realizado por la Fundación Línea Directa, el 53,5%, algo más de la mitad, lo hace para ver quién le está llamando. Un porcentaje importante, el 37%, lo hace para leer los whatsapps; un 9% para entrar en redes sociales y un 7% para hacerse selfies.
En el 25,5% de los casos, el argumento que se aporta para mirar el móvil es ver si hay algo urgente, en el 6,5% por trabajo, en el 5,8% por costumbre y en el 1,6% por aburrimiento.
Hay diferentes opciones que ayudan a reducir el peligro que implica utilizar el móvil mientras se conduce y que pueden contribuir a aumentar la seguridad en las carreteras españolas.
Es, quizá, la más evidente y efectiva. Silenciar el móvil evita que la llegada de nuevos WhatsApp, mensajes o llamadas separen la atención de la calzada y que se pueda mantener la concentración en la conducción.
Una opción aún mejor es apagar directamente el smartphone y de esta forma se evita también la llamada visual que puede hacer la luz del móvil cuando hay una llamada o un mensaje. De esta forma, se evita la tentación de mirarlo en algún semáforo o realizar una llamada rápida.
La tecnología puede ser un problema, pero también la solución. Existen aplicaciones específicas que permiten bloquear todas las notificaciones con un solo gesto y que evitan que puedan molestar mientras se conduce.
También se pueden bloquear o cambiar las notificaciones desde los propios sistemas operativos Android o iOS, pero se hace un poco más difícil actuar sobre todas las notificaciones y obliga a elegir las condiciones para cada una de ellas.
Es una opción muy útil si la fuente de las distracciones que puedan llegar del móvil es una única aplicación. Dejar un mensaje para no ser molestado es una forma sencilla y rápida de evitar posibles distracciones, aunque no todo el mundo hace siempre caso al mensaje.
Como ya hemos mencionado, las distracciones con el móvil son una de las principales causas de accidentes mortales en España. Esta situación ha hecho que el uso del teléfono ocupe un lugar destacado dentro de las modificaciones que incorpora la nueva Ley de Tráfico.
De hecho, aunque la multa económica se mantiene en los 200€, la nueva ley dobla el número de puntos que se retira a un conductor que es cazado utilizando el móvil mientras conduce. Si antes eran 3 los puntos que perdía, desde la entrada en vigor de la nueva ley pasan a ser 6, los mismos que se retira a un conductor por conducir ebrio.
La nueva ley penaliza sobre todo el hecho de sostener el móvil por lo que sí permite el uso de dispositivos que conecten el smartphone con el vehículo, los conocidos como manos libres.
La ley específica de forma concreta la acción de sujetar el móvil porque, anteriormente, se hacía muy difícil probar que se estaba utilizando para que hubiera una sanción. Ahora basta simplemente con que se esté sosteniendo el móvil para que pueda existir una sanción, aunque no se esté usando en ese momento.
Este es un aspecto que ha levantado una cierta polémica porque son muchos los estudios y expertos que aseguran que el uso de los dispositivos de manos libres también suponen una importante distracción de carácter cognitivo que supone también un grave riesgo para la conducción. Por ello, no han faltado las voces autorizadas que han reclamado que el uso de estos dispositivos esté también prohibido mientras se conduce.
Existen muchos países en Europa como Alemania o Francia que permiten el uso del móvil con el manos libres, pero en otros como Italia o Países Bajos se prohíbe cualquier sistema que pueda distraer la conducción, sin concretar el uso que se hace del móvil.
Conducir sujetando el teléfono móvil o utilizarlo cuando un semáforo está en rojo son peligros que no merece la pena asumir porque lo que se pone en riesgo es mucho más valioso que contesta.
